jueves, 16 de diciembre de 2010

Qhapaq Ñan en Bolivia.


Esta red vial conformaba una verdadera columna vertebral que corría de norte a sur, desde Pasto (Colombia), atravesando longitudinalmente el Ecuador y el Perú hasta Cusco, pasando por el sur del Titicaca y atravesando el altiplano boliviano hasta alcanzar territorio argentino y chileno.
En ese sentido, el camino troncal del Qollasuyu (el territorio sur del Tawantinsuyu) unía las localidades fronterizas de Desaguadero y Villazón, atravesando puntos importantes en las localidades de Tiwanaku, Paria y Tupiza.
Los caminos que rodeaban el lago Titicaca estaban conectados por puentes flotantes de totora. Desde Desaguadero, un camino importante llevaba hacia el altiplano paceño, pasando por la capital de Caquiaviri hasta llegar al norte del territorio chileno. Desde las inmediaciones de Chuquiago (actual La Paz), se bifurcaban diversos caminos que ingresan a la zona de los Yungas, entre los que destacan Takesi, El Choro y Yunga Cruz. Y al otro extremo, existía un camino que ingresaba a la zona Kallawaya.
En Oruro, a lo largo del camino, existían importantes tambos como el de Paria, Sevaruyo o San Miguel de Huruquilla. Los caminos de esta región conectaban con las fértiles tierras del valle de Cochabamba, con numerosos ramales que llegaban a los valles chuquisaqueños, y hacia el noroeste conectaban con la región del Chapare. El camino continuaba llegando al fuerte de Samaipata en Santa Cruz.
En Potosí el camino pasaba por la zona minera de Porco. Otros ramales conducían a Lípez hasta llegar al Norte Grande de Chile. Otros caminos de esta región ligaban el altiplano y los valles con la frontera del Chaco, y otros seguían rumbo sur hacia Tucumán (Argentina).

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