En la cordillera de los Andes existe un entorno geográfico de enorme singularidad. Las características de este paisaje dan origen a una gran variedad de climas y pisos ecológicos a lo largo de los Andes, uniendo la costa con las tierras bajas a partir de una sucesión de valles, punas, altiplanos y cumbres nevadas.
Estas particularidades han ocasionado que las personas que habitan en estas zonas busquen formas de acceder a diferentes espacios, obteniendo una variedad de recursos y bienes mediante el intercambio. Esta interacción generó un movimiento de bienes e individuos, a través de la apertura de sendas y caminos como medio de vinculación
El Qhapaq Ñan sistema vial andino
El Qhapaq Ñan, tiene una diversidad de formaciones naturales y espacios medioambientales que han albergado a diversas culturas. Los incas utilizaron este camino para integrar diversas regiones de los Andes. Los caminos se extienden a lo largo de, prácticamente, todo el continente desde el sur de Colombia, pasando por Ecuador, Perú y Bolivia, hasta en norte de Chile y Argentina. En toda esta vasta extensión las rutas de los caminos conectan diferentes espacios naturales.
La evidencia etnohistórica como arqueológica demuestra que los caminos integraron el territorio del Tawantinsuyu a través de un gran sistema de conectividad, recuperando los conocimientos viales preexistentes, integrando diversas zonas del territorio. Esta integración a través de los caminos fue imprescindible para el flujo de personas, bienes e información entre los diferentes territorios y pueblos andinos.
La presencia de diversos grupos que hacían uso de los caminos manifiesta una ingeniería en la construcción de andenes que posibilitaron el desplazamiento a través del territorio superando ríos y quebradas. A lo largo del camino estaban ubicados también tambos que eran albergues transitorios para los viajeros.